21
—Al César —contestaron.
—dijo—,
22
Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon.
23
Discusión acerca de la resurrección
Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta:
24
—Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe”
.
25
Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos, entonces su hermano se casó con la viuda.
26
El segundo hermano también murió, y el tercero se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete.
27
Por último, la mujer también murió.
28
Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete estuvieron casados con ella.
29
Jesús contestó:
30
Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.
31
»Ahora bien, en cuanto a si habrá una resurrección de los muertos, ¿nunca han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo:
32
“Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”
. Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos.
33
Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas ante su enseñanza.
34
El mandamiento más importante
En cuanto los fariseos oyeron que había silenciado a los saduceos con esa respuesta, se juntaron para interrogarlo nuevamente.
35
Uno de ellos, experto en la ley religiosa, intentó tenderle una trampa con la siguiente pregunta:
36
—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés?
37
Jesús contestó:
38
Este es el primer mandamiento y el más importante.
39
Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
.
40
Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.
41
¿De quién es hijo el Mesías?
Entonces, rodeado por los fariseos, Jesús les hizo una pregunta:
42
Ellos contestaron:
—Es hijo de David.
43
Jesús les respondió:
44
“El Señor
le dijo a mi Señor:
‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,
hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’”
.
45
»Si David llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?
46
Nadie pudo responderle, y a partir de entonces, ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.