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»Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
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Los impuestos para el César
Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado.
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Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo.
—Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos.
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Ahora bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no?
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Pero Jesús conocía sus malas intenciones.
—dijo—.
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Cuando le entregaron una moneda romana,
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les preguntó:
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—Al César —contestaron.
—dijo—,
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Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon.
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Discusión acerca de la resurrección
Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta:
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—Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe”
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