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Parábola de los agricultores malvados
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Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a sus siervos para recoger su parte de la cosecha.
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Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.
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Entonces el dueño de la tierra envió a un grupo más numeroso de siervos para recoger lo que era suyo, pero el resultado fue el mismo.
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»Finalmente, el dueño envió a su propio hijo porque pensó: “Sin duda, respetarán a mi hijo”.
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»Sin embargo, cuando los agricultores vieron que venía el hijo, se dijeron unos a otros: “Aquí viene el heredero de esta propiedad. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con la propiedad”.
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Entonces lo agarraron, lo arrastraron fuera del viñedo y lo asesinaron.
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Jesús preguntó:
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Los líderes religiosos contestaron:
—A los hombres malvados les dará una muerte horrible y alquilará el viñedo a otros que le darán su porción después de cada cosecha.
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Entonces Jesús les preguntó:
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»Les digo que a ustedes se les quitará el reino de Dios y se le dará a una nación que producirá el fruto esperado.
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Cualquiera que tropiece con esa piedra se hará pedazos, y la piedra aplastará a quienes les caiga encima.
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Cuando los principales sacerdotes y los fariseos oyeron esa parábola, se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos eran los agricultores malvados.
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Querían arrestarlo, pero tenían miedo de las multitudes, que consideraban que Jesús era un profeta.