11
Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».
12
Entonces los discípulos se acercaron y le preguntaron:
—¿Te das cuenta de que has ofendido a los fariseos con lo que acabas de decir?
13
Jesús contestó:
14
así que no les hagan caso. Son guías ciegos que conducen a los ciegos, y si un ciego guía a otro, los dos caerán en una zanja.
15
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
—Explícanos la parábola que dice que la gente no se contamina por lo que come.
16
—preguntó Jesús—.
17
Todo lo que comen pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca,
18
pero las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina.
19
Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia.
20
Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará.
21
La fe de una mujer gentil
Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro y Sidón.