4
Juan venía diciendo a Herodes: «Es contra la ley de Dios que te cases con ella».
5
Herodes quería matar a Juan pero temía que se produjera un disturbio, porque toda la gente creía que Juan era un profeta.
6
Pero durante la fiesta de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó una danza que a él le agradó mucho;
7
entonces le prometió con un juramento que le daría cualquier cosa que ella quisiera.
8
Presionada por su madre, la joven dijo: «Quiero en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
9
Entonces el rey se arrepintió de lo que había dicho; pero debido al juramento que había hecho delante de sus invitados, dio las órdenes necesarias.
10
Así fue que decapitaron a Juan en la prisión,
11
trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la joven, quien se la llevó a su madre.
12
Después, los discípulos de Juan llegaron a buscar su cuerpo y lo enterraron. Luego fueron a contarle a Jesús lo que había sucedido.
13
Jesús alimenta a cinco mil
En cuanto Jesús escuchó la noticia, salió en una barca a un lugar alejado para estar a solas; pero las multitudes oyeron hacia dónde se dirigía y lo siguieron a pie desde muchas ciudades.
14
Cuando Jesús bajó de la barca, vio a la gran multitud, tuvo compasión de ellos y sanó a los enfermos.
15
Esa tarde, los discípulos se le acercaron y le dijeron:
—Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las multitudes para que puedan ir a las aldeas a comprarse comida.
16
Jesús les dijo:
17
—¡Pero lo único que tenemos son cinco panes y dos pescados! —le respondieron.
18
—dijo Jesús.
19
Luego le dijo a la gente que se sentara sobre la hierba. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Después partió los panes en trozos y se los dio a sus discípulos, quienes los distribuyeron entre la gente.
20
Todos comieron cuanto quisieron, y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró.
21
Aquel día, ¡unos cinco mil hombres se alimentaron, además de las mujeres y los niños!
22
Jesús camina sobre el agua
Inmediatamente después, Jesús insistió en que los discípulos regresaran a la barca y cruzaran al otro lado del lago mientras él enviaba a la gente a casa.
23
Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche.
24
Mientras tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas.