27
Y acercándose los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña
28
Y él les dijo: El hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos
29
Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo
30
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí
31
Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo
32
el cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas
33
Otra parábola les dijo: El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomándola la mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo se leude
34
Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas
35
Para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo
36
Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo
37
Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre
38
y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo
39
y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles
40
De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo
41
Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad
42
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes
43
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga
44
También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo
45
También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas
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que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró
47
También el Reino de los cielos es semejante a la red, que echada en el mar, coge de toda suerte de peces