11
»Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior a él.
12
Desde los días en que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino del cielo ha venido avanzando con fuerza, y gente violenta lo está atacando.
13
Pues, antes de que viniera Juan, todos los profetas y la ley de Moisés anunciaban este tiempo;
14
y si ustedes están dispuestos a aceptar lo que les digo, él es Elías, aquel que los profetas dijeron que vendría.
15
¡Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!
16
»¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños que juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos:
17
“Tocamos canciones de bodas,
y no bailaron;
entonces tocamos cantos fúnebres,
y no se lamentaron”.
18
»Pues Juan no dedicaba el tiempo a comer y beber, y ustedes dicen: “Está poseído por un demonio”.
19
El Hijo del Hombre,
por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!”. Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por medio de sus resultados».
20
Juicio para los incrédulos
Luego Jesús comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho tantos milagros, porque no se habían arrepentido de sus pecados ni se habían vuelto a Dios.
21
«¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de remordimiento.
22
Les digo que, el día del juicio, a Tiro y a Sidón les irá mejor que a ustedes.
23
»Y ustedes, los de Capernaúm, ¿serán honrados en el cielo? No, descenderán al lugar de los muertos.
Pues, si hubiera hecho en la perversa ciudad de Sodoma los milagros que hice entre ustedes, la ciudad estaría aquí hasta el día de hoy.
24
Les digo que, el día del juicio, aun a Sodoma le irá mejor que a ustedes».
25
Jesús da gracias al Padre
En esa ocasión, Jesús hizo la siguiente oración:
26
Sí, Padre, ¡te agradó hacerlo de esa manera!
27
»Mi Padre me ha confiado todo. Nadie conoce verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo».
28
Luego dijo Jesús:
29
Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma.
30
Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».