28
»No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
29
¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre?
Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa.
30
En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado.
31
Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.
32
»Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo;
33
pero al que me niegue aquí en la tierra también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo.
34
»¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.
35
“He venido a poner a un hombre contra su padre,
a una hija contra su madre
y a una nuera contra su suegra.
36
¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!”
.
37
»Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío.
38
Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser mío.
39
Si te aferras a tu vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por mí, la salvarás.
40
»El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al Padre, quien me envió.
41
Si reciben a un profeta como a alguien que habla de parte de Dios,
recibirán la misma recompensa que un profeta. Y, si reciben a un justo debido a su justicia, recibirán una recompensa similar a la de él.
42
Y si le dan siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores más insignificantes, les aseguro que recibirán una recompensa».