4
Entonces Jesús les dijo:
5
Y, debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos.
6
Y estaba asombrado de su incredulidad.
Jesús envía a los doce discípulos
Después Jesús fue de aldea en aldea enseñando a la gente.
7
Reunió a sus doce discípulos, comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad para expulsar espíritus malignos.
8
Les dijo que no llevaran nada para el viaje —ni comida, ni bolso de viaje, ni dinero
— sino solo un bastón.
9
Les permitió llevar sandalias pero no una muda de ropa.
10
Les dijo:
11
Pero si en algún lugar se niegan a recibirlos o a escucharlos, sacúdanse el polvo de los pies al salir para mostrar que abandonan a esas personas a su suerte».
12
Entonces los discípulos salieron y decían a todos que se arrepintieran de sus pecados y volvieran a Dios.
13
También expulsaban muchos demonios y sanaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite de oliva.
14
Muerte de Juan el Bautista
El rey Herodes Antipas pronto oyó hablar de Jesús, porque todos hablaban de él. Algunos decían:
«Este debe ser Juan el Bautista que resucitó de los muertos. Por eso puede hacer semejantes milagros».