23
Incluso juró: «Te daré cualquier cosa que me pidas, ¡hasta la mitad de mi reino!».
24
Ella salió y le preguntó a su madre:
—¿Qué debo pedir?
Su madre le dijo:
—¡Pide la cabeza de Juan el Bautista!
25
Así que la muchacha regresó de prisa y le dijo al rey:
—¡Quiero ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja!
26
Entonces el rey se arrepintió profundamente de lo que había dicho, pero debido a los juramentos que había hecho delante de sus invitados, no le podía negar lo que pedía.
27
Así que envió de inmediato a un verdugo a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan y luego se la trajera. El soldado decapitó a Juan en la prisión,
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trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha, quien se la llevó a su madre.
29
Cuando los discípulos de Juan oyeron lo que había sucedido, fueron a buscar el cuerpo y lo pusieron en una tumba.
30
Jesús alimenta a cinco mil
Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado.
31
Entonces Jesús les dijo:
Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer.
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Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a solas;
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pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos.
34
Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas cosas.
35
Al atardecer, los discípulos se le acercaron y le dijeron:
—Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde.
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Despide a las multitudes para que puedan ir a las granjas y aldeas cercanas a comprar algo de comer.
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Jesús les dijo:
—¿Con qué? —preguntaron—. ¡Tendríamos que trabajar durante meses para ganar suficiente
a fin de comprar comida para toda esta gente!
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—preguntó—.
Ellos regresaron e informaron:
—Tenemos cinco panes y dos pescados.
39
Entonces Jesús les dijo a los discípulos que sentaran a la gente en grupos sobre la hierba verde.
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Así que se sentaron en grupos de cincuenta y de cien.
41
Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Luego, a medida que partía los panes en trozos, se los daba a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. También dividió los pescados para que cada persona tuviera su porción.
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Todos comieron cuanto quisieron,
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y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró de pan y pescado.