21
Pues el Hijo del Hombre
tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
22
Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:
23
Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa.
24
Y les dijo:
25
Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
26
Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
27
Jesús predice la negación de Pedro
En el camino, Jesús les dijo:
28
Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
29
Pedro le dijo:
—Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré.
30
Jesús respondió:
31
—¡No! —exclamó Pedro enfáticamente—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!
Y los demás juraron lo mismo.