2
«Pero no durante la celebración de la Pascua —acordaron—, no sea que la gente cause disturbios».
3
Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía,
entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
4
Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso? —preguntaron—.
5
¡Podría haberse vendido por el salario de un año
y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente.
6
Pero Jesús respondió:
7
Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán.
8
Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro.
9
Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
10
Judas acuerda traicionar a Jesús
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a Jesús a traición.
11
Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.
12
La última cena
El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
13
Así que Jesús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes instrucciones:
14
En la casa donde él entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”.
15
Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena».
16
Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.
17
Por la noche, Jesús llegó con los doce discípulos.
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Mientras estaban a la mesa,
comiendo, Jesús dijo:
19
Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?».
20
Él contestó:
21
Pues el Hijo del Hombre
tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
22
Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:
23
Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa.
24
Y les dijo:
25
Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
26
Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
27
Jesús predice la negación de Pedro
En el camino, Jesús les dijo:
28
Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
29
Pedro le dijo:
—Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré.
30
Jesús respondió:
31
—¡No! —exclamó Pedro enfáticamente—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!
Y los demás juraron lo mismo.
32
Jesús ora en Getsemaní
Fueron al huerto de olivos llamado Getsemaní, y Jesús dijo: