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La última cena
El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
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Así que Jesús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes instrucciones:
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En la casa donde él entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”.
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Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena».
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Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.
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Por la noche, Jesús llegó con los doce discípulos.
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Mientras estaban a la mesa,
comiendo, Jesús dijo:
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Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?».
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Él contestó:
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Pues el Hijo del Hombre
tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
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Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:
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Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa.
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Y les dijo:
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Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
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Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
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Jesús predice la negación de Pedro
En el camino, Jesús les dijo:
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Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
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Pedro le dijo:
—Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré.
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Jesús respondió:
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—¡No! —exclamó Pedro enfáticamente—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!
Y los demás juraron lo mismo.
32
Jesús ora en Getsemaní
Fueron al huerto de olivos llamado Getsemaní, y Jesús dijo:
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Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan y comenzó a afligirse y angustiarse profundamente.
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Les dijo:
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Se adelantó un poco más y cayó en tierra. Pidió en oración que, si fuera posible, pasara de él la horrible hora que le esperaba.
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—clamó—,
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Luego volvió y encontró a los discípulos dormidos. Le dijo a Pedro:
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Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
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Entonces Jesús los dejó otra vez e hizo la misma oración que antes.
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Cuando regresó de nuevo adonde estaban ellos, los encontró dormidos porque no podían mantener los ojos abiertos. Y no sabían qué decir.
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Cuando volvió a ellos por tercera vez, les dijo:
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Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!».