8
Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá terremotos en muchas partes del mundo, y también hambres; pero eso es solo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más.
9
»Cuando esas cosas comiencen a suceder, ¡tengan cuidado! Los entregarán a los tribunales y los golpearán en las sinagogas. Serán sometidos a juicio ante gobernantes y reyes por ser mis seguidores, pero esa será una oportunidad para que ustedes les hablen de mí.
10
Pues la Buena Noticia primero tiene que ser predicada a todas las naciones.
11
Cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo hablen lo que Dios les diga en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
12
»Un hermano traicionará a muerte a su hermano, un padre traicionará a su propio hijo, y los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.
13
Todos los odiarán a ustedes por ser mis seguidores,
pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
14
(Lector, ¡presta atención!).
15
La persona que esté en la azotea no baje a la casa para empacar.
16
El que esté en el campo no regrese ni para buscar un abrigo.
17
¡Qué terribles serán esos días para las mujeres embarazadas y para las madres que amamantan!
18
Y oren para que la huída no sea en invierno.