32
»Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
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¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes no saben cuándo llegará ese momento.
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Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile.
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»Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben cuándo volverá el dueño de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;
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no sea que venga de repente y los encuentre dormidos.
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Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!