9
que nadie separe lo que Dios ha unido.
10
Más tarde, cuando quedó a solas con sus discípulos en la casa, ellos sacaron el tema de nuevo.
11
Él les dijo:
12
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
13
Jesús bendice a los niños
Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo.
14
Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo:
15
Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él».
16
Entonces tomó a los niños en sus brazos y después de poner sus manos sobre la cabeza de ellos, los bendijo.
17
El hombre rico
Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18
—preguntó Jesús—.
19
pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre»
.
20
—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
21
Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.
—le dijo—.
22
Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.
23
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos:
24
Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir:
25
De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!».
26
Los discípulos quedaron atónitos.
—Entonces, ¿quién podrá ser salvo? —preguntaron.
27
Jesús los miró fijamente y dijo:
28
Entonces Pedro comenzó a hablar.
—Nosotros hemos dejado todo para seguirte —dijo.
29
—respondió Jesús—,