37
Ellos contestaron:
—Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
38
Jesús les dijo:
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—Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos!
Entonces Jesús les dijo:
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pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.
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Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido, se indignaron.
42
Así que Jesús los reunió a todos y les dijo:
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Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente,
44
y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás.
45
Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».
46
Jesús sana al ciego Bartimeo
Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.
47
Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
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«¡Cállate!», muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
49
Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo:
Así que llamaron al ciego. «Anímate —le dijeron—. ¡Vamos, él te llama!».
50
Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús.
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—preguntó Jesús.
—Mi Rabí
—dijo el hombre ciego—, ¡quiero ver!
52
Y Jesús le dijo:
Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.