5
«En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
6
Un llamado al arrepentimiento
»Yo soy el Señor
y no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, aún no han sido destruidos.
7
Desde los días de sus antepasados, han despreciado mis decretos y los han desobedecido. Ahora, vuelvan a mí y yo volveré a ustedes, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
»Pero ustedes preguntan: “¿Cómo podemos volver cuando nunca nos fuimos?”.
8
»¿Debería el pueblo estafar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me han estafado!
»Pero ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir? ¿Cuándo te hemos estafado?”.
»Me han robado los diezmos y ofrendas que me corresponden.
9
Ustedes están bajo maldición porque toda la nación me ha estado estafando.
10
Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!
11
»Sus cosechas serán abundantes porque las protegeré de insectos y enfermedades.
Las uvas no caerán de las vides antes de madurar —dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales—.
12
Entonces todas las naciones los llamarán benditos, porque su tierra será un deleite, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
13
»Ustedes han dicho cosas terribles acerca de mí, dice el Señor
.
»Sin embargo, ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir? ¿Qué hemos dicho contra ti?”.
14
»Ustedes han dicho: “¿De qué vale servir a Dios? ¿Qué hemos ganado con obedecer sus mandamientos o demostrarle al Señor
de los Ejércitos Celestiales que nos sentimos apenados por nuestros pecados?
15
De ahora en adelante llamaremos bendito al arrogante. Pues los que hacen maldad se enriquecen y los que desafían a Dios a que los castigue no sufren ningún daño”».