39
Un espíritu maligno sigue apoderándose de él, haciéndolo gritar. Le causa tales convulsiones que echa espuma por la boca; lo sacude violentamente y casi nunca lo deja en paz.
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Les supliqué a tus discípulos que expulsaran ese espíritu, pero no pudieron hacerlo.
41
—dijo Jesús—,
Entonces le dijo al hombre:
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Cuando el joven se acercó, el demonio lo arrojó al piso y le causó una violenta convulsión; pero Jesús reprendió al espíritu maligno
y sanó al muchacho. Después lo devolvió a su padre.
43
El asombro se apoderó de la gente al ver esa majestuosa demostración del poder de Dios.
Jesús predice otra vez su muerte
Mientras todos se maravillaban de las cosas que él hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
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«Escúchenme y recuerden lo que digo. El Hijo del Hombre será traicionado y entregado en manos de sus enemigos».
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Sin embargo, ellos no entendieron lo que quiso decir. El significado de lo que decía estaba oculto de ellos, por eso no pudieron entender y tenían miedo de preguntarle.
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El más importante en el reino
Entonces los discípulos comenzaron a discutir entre ellos acerca de quién era el más importante.
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Pero Jesús conocía lo que ellos pensaban, así que trajo a un niño y lo puso a su lado.
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Luego les dijo:
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Uso del nombre de Jesús
Juan le dijo a Jesús:
—Maestro, vimos a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera porque no pertenece a nuestro grupo.
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Jesús le dijo:
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Oposición de los samaritanos
Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén.
52
Envió mensajeros por delante a una aldea de Samaria para que se hicieran los preparativos para su llegada,
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pero los habitantes de la aldea no recibieron a Jesús porque iba camino a Jerusalén.
54
Cuando Santiago y Juan vieron eso, le dijeron a Jesús: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que los consuma?».
55
Entonces Jesús se volvió a ellos y los reprendió.
56
Así que siguieron de largo hacia otro pueblo.
57
Lo que cuesta seguir a Jesús
Mientras caminaban, alguien le dijo a Jesús:
—Te seguiré a cualquier lugar que vayas.
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Jesús le respondió:
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Dijo a otro:
El hombre aceptó, pero le dijo:
—Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre.