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Y una mujer, que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos toda su hacienda, y por ninguno había podido ser curada,
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Llegándose por las espaldas, tocó el borde de su vestido; y luego se estancó el flujo de su sangre.
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Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la compañía te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
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Y Jesús dijo: Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido virtud de mí.
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Entonces, como la mujer vió que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de él declaróle delante de todo el pueblo la causa por qué le había tocado, y cómo luego había sido sana.
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Y él dijo: Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz.
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Estando aún él hablando, vino uno del príncipe de la sinagoga á decirle: Tu hija es muerta, no des trabajo al Maestro.
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Y oyéndolo Jesús, le respondió: No temas: cree solamente, y será salva.
51
Y entrado en casa, no dejó entrar á nadie consigo, sino á Pedro, y á Jacobo, y á Juan, y al padre y á la madre de la moza.
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Y lloraban todos, y la plañían. Y él dijo: No lloréis; no es muerta, sino que duerme.
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Y hacían burla de él, sabiendo que estaba muerta.