13
Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión.
le dijo.
14
Luego se acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron.
—dijo Jesús—,
15
¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre.
16
Un gran temor se apoderó de la multitud, y alababan a Dios diciendo: «Un profeta poderoso se ha levantado entre nosotros» y «Dios ha visitado hoy a su pueblo».
17
Y las noticias acerca de Jesús corrieron por toda Judea y sus alrededores.
18
Jesús y Juan el Bautista
Los discípulos de Juan el Bautista le contaron todo lo que Jesús hacía. Entonces Juan llamó a dos de sus discípulos
19
y los envió al Señor para que le preguntaran: «¿Eres tú el Mesías
a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?».
20
Los dos discípulos de Juan encontraron a Jesús y le dijeron: «Juan el Bautista nos envió a preguntarte: “¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?”».
21
En ese preciso momento Jesús sanó a muchas personas de enfermedades, dolencias, y expulsó espíritus malignos y le devolvió la vista a muchos ciegos.
22
Luego les dijo a los discípulos de Juan:
23
Y díganle: “Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí
”».
24
Después de que los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las multitudes.
25
¿O esperaban ver a un hombre vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa elegante y vive rodeada de lujos se encuentra en los palacios.
26
¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más que un profeta.
27
Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen:
“Mira, envío a mi mensajero por anticipado,
y él preparará el camino delante de ti”
.
28
»Les digo que de todos los hombres que han vivido, nadie es superior a Juan. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino de Dios es superior a él».
29
Cuando oyeron esto, todos —hasta los cobradores de impuestos— coincidieron en que el camino de Dios era el correcto,
porque fueron bautizados por Juan;
30
pero los fariseos y los expertos en la ley religiosa no aceptaron el plan de Dios para ellos, porque rechazaron el bautismo de Juan.
31
—preguntó Jesús—.
32
Se parecen a los niños que juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos:
“Tocamos canciones de bodas,
y no bailaron;
entonces tocamos cantos fúnebres,
y no lloraron”.
33
»Pues Juan el Bautista no pasaba el tiempo comiendo pan y bebiendo vino, y ustedes dicen: “Está poseído por un demonio”.