1
Discusión acerca del día de descanso
Cierto día de descanso, mientras Jesús caminaba por unos terrenos sembrados, sus discípulos arrancaron unas espigas de grano, las frotaron entre sus manos para sacarles la cáscara y se comieron los granos.
2
Algunos fariseos dijeron:
—¿Por qué violan la ley al cosechar granos en el día de descanso?
3
Jesús les respondió:
4
Entró en la casa de Dios y violó la ley al comer los panes sagrados que solo los sacerdotes pueden comer, y también les dio una porción a sus compañeros.
5
Entonces Jesús agregó:
6
Jesús sana en el día de descanso
Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba.
7
Los maestros de la ley religiosa y los fariseos vigilaban a Jesús de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.
8
Pero Jesús sabía lo que pensaban y le dijo al hombre con la mano deforme:
Así que el hombre pasó adelante.
9
Entonces Jesús les dijo a sus acusadores:
10
Miró uno por uno a los que lo rodeaban y luego le dijo al hombre:
Entonces el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!
11
Al ver esto, los enemigos de Jesús se llenaron de rabia y comenzaron a discutir para decidir qué harían con él.
12
Jesús escoge a los doce apóstoles
Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.
13
Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes:
14
Simón (a quien llamó Pedro),
Andrés (hermano de Pedro),
Santiago,
Juan,
Felipe,
Bartolomé,
15
Mateo,
Tomás,
Santiago (hijo de Alfeo),
Simón (a quien llamaban el zelote),
16
Judas (hijo de Santiago),
Judas Iscariote (quien después lo traicionó).
17
Multitudes siguen a Jesús
Cuando descendieron del monte, los discípulos se quedaron con Jesús en un amplio lugar llano, rodeados de muchos seguidores y de las multitudes. Había gente de toda Judea y Jerusalén, y de lugares tan al norte como las costas de Tiro y Sidón.
18
Habían llegado para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus malignos
fueron sanados.
19
Todos trataban de tocarlo, porque de él salía poder sanador, y los sanó a todos.
20
Las bienaventuranzas
Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo:
21
Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre,
porque serán saciados.
Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran,
porque a su debido tiempo reirán.
22
»Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fueran gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre.
23
Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.
24
Tristeza anunciada
25
Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora están gordos y prósperos,
porque tienen un horrible tiempo de hambre por delante.
Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora se ríen,
porque su risa se convertirá en luto y dolor.
26
Qué aflicción les espera a ustedes, los que son elogiados por las multitudes,
porque sus antepasados también elogiaron a falsos profetas.
27
El amor hacia los enemigos
28
Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman.
29
Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.
30
Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.
31
Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.
32
»Si solo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos!
33
Y si solo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!
34
Y si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.
35
»¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.
36
Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.
37
No juzgar a los demás