4
Jesús le dijo:
5
Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante.
6
—Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos —le dijo el diablo—, porque son míos para dárselos a quien yo quiera.
7
Te daré todo esto si me adoras.
8
Jesús le respondió:
9
Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate!
10
Pues las Escrituras dicen:
“Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden.
11
Y te sostendrán con sus manos
para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”
.
12
Jesús le respondió:
13
Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad.
14
Jesús es rechazado en Nazaret
Entonces Jesús regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo. Las noticias acerca de él corrieron rápidamente por toda la región.
15
Enseñaba con frecuencia en las sinagogas y todos lo elogiaban.
16
Cuando llegó a Nazaret, la aldea donde creció, fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras.
17
Le dieron el rollo del profeta Isaías. Jesús lo desenrolló y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente:
18
«El Espíritu del
S
está sobre mí,
porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres.
Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados,
que los ciegos verán,
que los oprimidos serán puestos en libertad,
19
y que ha llegado el tiempo del favor del Señor
»
.
20
Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él.
21
Después Jesús comenzó a hablarles:
22
Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? —preguntaban—. ¿No es este el hijo de José?».
23
Entonces Jesús les dijo:
24
Pero les digo la verdad, ningún profeta es aceptado en su propio pueblo.