37
Pero todos quedaron asustados y temerosos; ¡pensaban que veían un fantasma!
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—les preguntó—.
39
Miren mis manos. Miren mis pies. Pueden ver que de veras soy yo. Tóquenme y asegúrense de que no soy un fantasma, pues los fantasmas no tienen cuerpo, como ven que yo tengo».
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Mientras hablaba, él les mostró sus manos y sus pies.
41
Aun así, ellos seguían sin creer, llenos de alegría y asombro. Entonces les preguntó:
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Le dieron un pedazo de pescado asado,
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y él lo comió mientras ellos miraban.
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Entonces dijo:
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Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras,
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y dijo:
47
También se escribió que este mensaje se proclamaría con la autoridad de su nombre a todas las naciones,
comenzando con Jerusalén: “Hay perdón de pecados para todos los que se arrepientan”.
48
Ustedes son testigos de todas estas cosas.
49
»Ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre; pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo».
50
La ascensión
Entonces Jesús los llevó a Betania, levantó sus manos al cielo y los bendijo.
51
Mientras los bendecía, los dejó y fue levantado al cielo.
52
Entonces ellos lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gran alegría;
53
y pasaban todo su tiempo en el templo, adorando a Dios.