2
Comenzaron a presentar su caso: «Este hombre ha estado llevando al pueblo por mal camino al decirles que no paguen los impuestos al gobierno romano y al afirmar que él es el Mesías, un rey».
3
Entonces Pilato le preguntó:
—¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús contestó:
4
Pilato se dirigió a los principales sacerdotes y a la multitud y les dijo:
—¡No encuentro ningún delito en este hombre!
5
Pero insistían:
—Con sus enseñanzas causa disturbios por donde va, en toda Judea, desde Galilea hasta Jerusalén.
6
—Ah, ¿es galileo? —preguntó Pilato.
7
Cuando le dijeron que sí, Pilato lo mandó a Herodes Antipas, porque Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes, y dio la casualidad de que se encontraba en Jerusalén en ese momento.
8
Herodes se alegró mucho por la oportunidad de ver a Jesús, porque había oído hablar de él y hacía tiempo que quería verlo realizar un milagro.
9
Herodes le hizo una pregunta tras otra, pero Jesús se negó a contestar.
10
Mientras tanto, los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa se quedaron allí gritando sus acusaciones.
11
Entonces Herodes y sus soldados comenzaron a burlarse de Jesús y a ridiculizarlo. Finalmente le pusieron un manto real y lo enviaron de regreso a Pilato.
12
(Herodes y Pilato, quienes habían sido enemigos anteriormente, ese día se hicieron amigos).