35
Entonces Jesús les preguntó:
—No —respondieron ellos.
36
—les dijo—,
37
Pues ha llegado el tiempo en que se cumpla la siguiente profecía acerca de mí: “Fue contado entre los rebeldes”
. Así es, todo lo que los profetas escribieron acerca de mí se cumplirá.
38
—Mira Señor —le respondieron—, contamos con dos espadas entre nosotros.
—les dijo.
39
Jesús ora en el monte de los Olivos
Luego, acompañado por sus discípulos, Jesús salió del cuarto en el piso de arriba y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos.
40
Allí les dijo:
41
Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró:
42
«Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».
43
Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció.
44
Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.
45
Finalmente se puso de pie y regresó adonde estaban sus discípulos, pero los encontró dormidos, exhaustos por la tristeza.