25
De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!».
26
Los que lo oyeron, dijeron: «Entonces, ¿quién podrá ser salvo?».
27
Él contestó:
28
Pedro dijo:
—Nosotros hemos dejado nuestros hogares para seguirte.
29
—respondió Jesús—,
30
recibirá mucho más en esta vida y tendrá la vida eterna en el mundo que vendrá.
31
Jesús predice otra vez su muerte
Jesús llevó a los doce discípulos aparte y dijo:
32
Será entregado a los romanos,
y se burlarán de él, lo tratarán de manera vergonzosa y lo escupirán.
33
Lo azotarán con un látigo y lo matarán, pero al tercer día resucitará».
34
Sin embargo, ellos no entendieron nada de esto. La importancia de sus palabras estaba oculta de ellos, y no captaron lo que decía.
35
Jesús sana a un mendigo ciego
Al acercarse Jesús a Jericó, un mendigo ciego estaba sentado junto al camino.