9
¿Y le agradece el amo al sirviente por hacer lo que se le dijo que hiciera? Por supuesto que no.
10
De la misma manera, cuando ustedes me obedecen, deben decir: “Somos siervos indignos que simplemente cumplimos con nuestro deber”.
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Diez leprosos son sanados
Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria.
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Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia,
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gritando:
—¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!
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Jesús los miró y dijo:
Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.
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Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!».
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Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano.
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Jesús preguntó:
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¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?».
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Y Jesús le dijo al hombre: