16
Jesús respondió con la siguiente historia:
17
Cuando el banquete estuvo listo, envió a su sirviente a decirles a los invitados: “Vengan, el banquete está preparado”;
18
pero todos comenzaron a poner excusas. Uno dijo: “Acabo de comprar un campo y debo ir a inspeccionarlo. Por favor, discúlpame”.
19
Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y quiero ir a probarlas. Por favor, discúlpame”.
20
Otro dijo: “Acabo de casarme, así que no puedo ir”.
21
»El sirviente regresó y le informó a su amo lo que le habían dicho. Su amo se puso furioso y le dijo: “Ve rápido a las calles y callejones de la ciudad e invita a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.
22
Después de hacerlo, el sirviente informó: “Todavía queda lugar para más personas”.
23
Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena.
24
Pues ninguno de mis primeros invitados probará ni una migaja de mi banquete”».
25
El costo de ser discípulo
Una gran multitud seguía a Jesús. Él se dio vuelta y les dijo:
26
«Si quieres ser mi discípulo, debes aborrecer a los demás —a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas— sí, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discípulo.