11
Pues aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados».
12
Luego Jesús se dirigió al anfitrión:
—le dijo—,
13
Al contrario, invita al pobre, al lisiado, al cojo y al ciego.
14
Luego, en la resurrección de los justos, Dios te recompensará por invitar a los que no podían devolverte el favor».
15
Parábola de la gran fiesta
Al oír esto, un hombre que estaba sentado a la mesa con Jesús exclamó: «¡Qué bendición será participar de un banquete
en el reino de Dios!».
16
Jesús respondió con la siguiente historia:
17
Cuando el banquete estuvo listo, envió a su sirviente a decirles a los invitados: “Vengan, el banquete está preparado”;
18
pero todos comenzaron a poner excusas. Uno dijo: “Acabo de comprar un campo y debo ir a inspeccionarlo. Por favor, discúlpame”.
19
Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y quiero ir a probarlas. Por favor, discúlpame”.
20
Otro dijo: “Acabo de casarme, así que no puedo ir”.
21
»El sirviente regresó y le informó a su amo lo que le habían dicho. Su amo se puso furioso y le dijo: “Ve rápido a las calles y callejones de la ciudad e invita a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.