5
Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración:
6
“Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”.
7
Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”.
8
Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.
9
»Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá.
10
Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
11
»Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden
un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar?
12
O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no!
13
Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan».
14
Jesús y el príncipe de los demonios
Cierto día, Jesús expulsó un demonio de un hombre que no podía hablar y, cuando el demonio salió, el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas,
15
pero algunos dijeron: «Con razón puede expulsar demonios. Él recibe su poder de Satanás,
el príncipe de los demonios».
16
Otros, con la intención de poner a Jesús a prueba, le exigían que les mostrara alguna señal milagrosa del cielo para demostrar su autoridad.
17
Jesús conocía sus pensamientos, así que dijo:
18
Ustedes dicen que mi poder proviene de Satanás, pero si Satanás está dividido y pelea contra sí mismo, ¿cómo puede sobrevivir su reino?
19
Entonces, si mi poder proviene de Satanás, ¿qué me dicen de sus propios exorcistas quienes también expulsan demonios? Así que ellos los condenarán a ustedes por lo que acaban de decir.
20
Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el poder de Dios,
entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.
21
Cuando un hombre fuerte, como Satanás, está armado y protege su palacio, sus posesiones están seguras,
22
hasta que alguien aún más fuerte lo ataca y lo vence, le quita sus armas y se lleva sus pertenencias.
23
»El que no está conmigo a mí se opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra.
24
»Cuando un espíritu maligno
sale de una persona, va al desierto en busca de descanso, pero como no lo encuentra, dice: “Volveré a la persona de la cual salí”.
25
De modo que regresa y encuentra que su antigua casa está barrida y en orden.