43
¡Ay de vosotros, fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.
44
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.
45
Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.
46
Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! Que cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas.
47
¡Ay de vosotros! Que edificáis los sepulcros de los profetas, y los mataron vuestros padres.
48
De cierto dais testimonio que consentís en los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, mas vosotros edificáis sus sepulcros.
49
Por tanto, la sabiduría de Dios también dijo: Enviaré a ellos profetas y apóstoles; y de ellos a unos matarán y a otros perseguirán;
50
para que de esta generación sea demandada la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la fundación del mundo;
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desde la sangre de Abel, hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y la Casa; así os digo, será demandada de esta generación.
52
¡Ay de vosotros, doctores de la ley! Que os tomasteis la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban impedisteis.
53
Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a apretarle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;
54
acechándole, y procurando cazar algo de su boca para acusarle.