48
Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada.
49
Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; y santo es su nombre.
50
Y DE GENERACION EN GENERACION ES SU MISERICORDIA PARA LOS QUE LE TEMEN.
51
Ha hecho proezas con su brazo; ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
52
Ha quitado a los poderosos de sus tronos; y ha exaltado a los humildes;
53
A LOS HAMBRIENTOS HA COLMADO DE BIENES y ha despedido a los ricos con las manos vacías.
54
Ha ayudado a Israel, su siervo, para recuerdo de su misericordia
55
tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre.
56
Y María se quedó con Elisabet como tres meses, y después regresó a su casa.
57
Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.
58
Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella.
59
Y al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre.
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Pero la madre respondió, y dijo: No, sino que se llamará Juan.
61
Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre.
62
Entonces preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar.
63
Y él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Su nombre es Juan. Y todos se maravillaron.
64
Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios.
65
Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea.
66
Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor ciertamente estaba con él.
67
Y su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
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Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo,