3
me ha parecido también a mí , después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh buen Teófilo,
4
para que conozcas la seguridad de las cosas en las cuales has sido enseñado.
5
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet.
6
Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.
7
Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días.
8
Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez,
9
conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el Templo del Señor.
10
Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
11
Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
12
Y se turbó Zacarías viéndolo, y cayó temor sobre él.
13
Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan.
14
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento.
15
Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
16
Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.
17
Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.
18
Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.
19
Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio.
20
Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creiste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
21
Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviese en el Templo.
22
Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.
23
Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa.
24
Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo:
25
Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres.
26
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María.
28
Y entrando el ángel en donde ella estaba , dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
29
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta.
30
Entonces el ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
31
Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
32
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre;
33
y reinará en la Casa de Jacob por siempre; y de su Reino no habrá fin.