21
Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de su tardanza en el templo.
22
Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo; y él les hablaba por señas, y permanecía mudo.
23
Y cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa.
24
Y después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo:
25
Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.
26
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,
27
a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María.
28
Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres.
29
Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste.
30
Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios.
31
Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
32
Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David;
33
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.