4 La lengua reseca de sus pequeños,
se pega al paladar a causa de la sed.
Los niños lloran por pan,
pero nadie tiene para darles.
5 Los que antes comían los manjares más ricos
ahora mendigan en las calles por cualquier cosa que puedan obtener.
Los que antes vestían ropa de la más alta calidad
ahora hurgan en los basureros buscando qué comer.
6 La culpa
de mi pueblo
es mayor que la de Sodoma,
cuando en un instante cayó el desastre total
y nadie ofreció ayuda.
7 Nuestros príncipes antes rebosaban de salud,
más brillantes que la nieve, más blancos que la leche.
Sus rostros eran tan rosados como rubíes,
su aspecto como joyas preciosas.
8 Pero ahora sus caras son más negras que el carbón;
nadie los reconoce en las calles.
La piel se les pega a los huesos;
está tan seca y dura como la madera.
9 Los que murieron a espada terminaron mejor
que los que mueren de hambre.
Hambrientos, se consumen
por la falta de comida de los campos.
10 Mujeres de buen corazón
han cocinado a sus propios hijos;
los comieron
para sobrevivir el sitio.
11 Pero ahora, quedó satisfecho el enojo del Señor
;
su ira feroz ha sido derramada.
Prendió un fuego en Jerusalén
que quemó la ciudad hasta sus cimientos.
12 Ningún rey sobre toda la tierra,
nadie en todo el mundo,
hubiera podido creer que un enemigo
lograra entrar por las puertas de Jerusalén.
13 No obstante, ocurrió a causa de los pecados de sus profetas
y de los pecados de sus sacerdotes,
que profanaron la ciudad
al derramar sangre inocente.
14 Vagaban a ciegas
por las calles,
tan contaminados por la sangre
que nadie se atrevía a tocarlos.
15 «¡Apártense! —les gritaba la gente—,
¡ustedes están contaminados! ¡No nos toquen!».
Así que huyeron a tierras distantes
y deambularon entre naciones extranjeras,
pero nadie les permitió quedarse.
16 El Señor
mismo los dispersó,
y ya no los ayuda.
La gente no tiene respeto por los sacerdotes
y ya no honra a los líderes.
17 En vano esperamos que nuestros aliados
vinieran a salvarnos,
pero buscábamos socorro en naciones
que no podían ayudarnos.
18 Era imposible andar por las calles
sin poner en peligro la vida.
Se acercaba nuestro fin; nuestros días estaban contados.
¡Estábamos condenados!
19 Nuestros enemigos fueron más veloces que las águilas en vuelo.
Si huíamos a las montañas, nos encontraban;
si nos escondíamos en el desierto,
allí estaban esperándonos.
20 Nuestro rey —el ungido del Señor
, la vida misma de nuestra nación—
quedó atrapado en sus lazos.
¡Pensábamos que su sombra
nos protegería contra cualquier nación de la tierra!
21 ¿Te estás alegrando en la tierra de Uz,
oh pueblo de Edom?
Tú también beberás de la copa del enojo del Señor
;
tú también serás desnudada en tu borrachera.
22 Oh, bella Jerusalén,
tu castigo tendrá fin;
pronto regresarás del destierro.
Pero Edom, tu castigo apenas comienza;
pronto serán puestos al descubierto tus muchos pecados.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Lamentaciones 4:4 La lengua del niño de pecho se le pega al paladar por la sed; los pequeños piden pan, pero no hay quien lo reparta.

English Standard Version ESV

Lamentations 4:4 The tongue of the nursing infant sticks to the roof of its mouth for thirst; the children beg for food, but no one gives to them.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Lamentaciones 4:4 Dálet: La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar; los cachorros pidieron pan, y no hubo quien lo partiere

King James Version KJV

Lamentations 4:4 The tongue of the sucking child cleaveth to the roof of his mouth for thirst: the young children ask bread, and no man breaketh it unto them.

New King James Version NKJV

Lamentations 4:4 The tongue of the infant clings To the roof of its mouth for thirst; The young children ask for bread, But no one breaks it for them.

Nueva Versión Internacional NVI

Lamentaciones 4:4 Tanta es la sed que tienen los niños,que la lengua se les pega al paladar.Piden pan los pequeñuelos,pero nadie se lo da.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Lamentaciones 4:4 La lengua del niño de teta, de sed se pegó á su paladar: Los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Lamentaciones 4:4 Dálet : La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar; los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese.

Herramientas de Estudio para Lamentaciones 4:4-22