24
»La más bendita entre las mujeres es Jael,
la esposa de Heber, el ceneo.
Bendita sea más que todas las mujeres que viven en carpas.
25
Sísara le pidió agua,
y ella le dio leche.
En un tazón digno de nobles,
le trajo yogur.
26
Después tomó una estaca con la mano izquierda,
y con la derecha, el martillo del trabajador.
Golpeó a Sísara con el martillo y le aplastó la cabeza;
con un terrible golpe le atravesó las sienes.
27
Él se desplomó, cayó,
quedó inmóvil, tendido a sus pies;
y allí donde cayó,
quedó muerto.
28
»Por la ventana se asomó la madre de Sísara.
Desde la ventana esperaba su regreso mientras decía:
“¿Por qué tarda tanto en llegar su carro?
¿Por qué no oímos el sonido de las ruedas del carro?”.
29
»Sus sabias mujeres le responden,
y ella se repite estas palabras a sí misma:
30
“Seguramente están repartiendo el botín que capturaron,
que tendrá una o dos mujeres para cada hombre.
Habrá túnicas llenas de todos los colores para Sísara,
y para mí, coloridas túnicas con bordados.
Seguro que en el botín hay
túnicas de colores y bordadas de ambos lados”.
31
»¡S
, que todos tus enemigos mueran como Sísara;
pero los que te aman, que se levanten como el sol cuando brilla con toda su fuerza!».
Después hubo paz en la tierra durante cuarenta años.