7
—¡Por esto que hicieron —juró Sansón—, no descansaré hasta vengarme de ustedes!
8
Luego atacó a los filisteos, lleno de furia, y mató a muchos de ellos. Después se fue a vivir a una cueva en la roca de Etam.
9
En represalia, los filisteos armaron su campamento en Judá y se extendieron hasta cerca de la ciudad de Lehi.
10
Entonces los hombres de Judá les preguntaron a los filisteos:
—¿Por qué nos atacan?
—Vinimos para capturar a Sansón —contestaron los filisteos—, y a vengarnos por lo que nos hizo.
11
Entonces tres mil hombres de Judá bajaron a buscar a Sansón, dentro de la cueva en la roca de Etam, y le dijeron:
—¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Qué nos estás haciendo?
Pero Sansón les contestó:
—Yo sólo les hice a ellos lo que ellos me hicieron a mí.
12
Pero los hombres de Judá le dijeron:
—Vinimos para amarrarte y entregarte a los filisteos.
—Está bien —les dijo Sansón—. Pero prométanme que no me matarán ustedes.
13
—Nosotros solo te amarraremos y te entregaremos a los filisteos —respondieron ellos—. No te mataremos.
Así que lo amarraron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la roca.
14
Cuando Sansón llegó a Lehi, los filisteos salieron gritando de triunfo. Sin embargo, el Espíritu del Señor
vino con poder sobre Sansón, y él rompió las sogas que tenía atadas en los brazos como si fueran hilos de lino quemados, y cayeron de las muñecas.
15
Luego Sansón encontró la quijada de un burro recién matado. La levantó, y la usó para matar a mil filisteos.
16
Después dijo:
«¡Con la quijada de un burro,
los he apilado en montones!
¡Con la quijada de un burro,
he matado a mil hombres!».
17
Cuando acabó de jactarse, tiró la quijada; y a ese lugar se le llamó «Colina de la Quijada»
.