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Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos,
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y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloé (que quiere decir, Enviado). El fue, pues, y se lavó y regresó viendo.
8
Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
9
Unos decían: El es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy.
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Entonces le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
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El respondió: El hombre que se llama Jesús hizo barro, lo untó sobre mis ojos y me dijo: "Ve al Siloé y lávate." Así que fui, me lavé y recibí la vista.
12
Y le dijeron: ¿Dónde está El? El dijo<***>: No sé.
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Llevaron<***> ante los fariseos al que antes había sido ciego.
14
Y era día de reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos.
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Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo.
16
Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Y había división entre ellos.