24
Cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y cruzaron el lago hasta Capernaúm para ir en busca de Jesús.
25
Lo encontraron al otro lado del lago y le preguntaron:
—Rabí,
¿cuándo llegaste acá?
26
Jesús les contestó:
27
No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre.
Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.
28
—Nosotros también queremos realizar las obras de Dios —contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?
29
Jesús les dijo:
30
—Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer?
31
Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan del cielo”
.
32
Jesús les respondió:
33
pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo.
34
—Señor —le dijeron—, danos ese pan todos los días.