1
Jesús sana a un hombre cojo
Después Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de los judíos.
2
Dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Betesda,
que tenía cinco pórticos cubiertos.
3
Una multitud de enfermos —ciegos, cojos, paralíticos— estaban tendidos en los pórticos.
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Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
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Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó:
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—Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo.
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Jesús le dijo:
9
¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso,