36
Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
37
Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38
Yo os he enviado á segar lo que vosotros no labrasteis: otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39
Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho.
40
Viniendo pues los Samaritanos á él, rogáronle que se quedase allí: y se quedó allí dos días.
41
Y creyeron muchos más por la palabra de él.
42
Y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
43
Y dos días después, salió de allí, y fuése á Galilea.
44
Porque el mismo Jesús dió testimonio de que el profeta en su tierra no tiene honra.
45
Y como vino á Galilea, los Galileos le recibieron, vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalem en el día de la fiesta: porque también ellos habían ido á la fiesta.
46
Vino pues Jesús otra vez á Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.