35
Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos
para la cosecha.
36
A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!
37
Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto.
38
Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.
39
Muchos samaritanos creen
Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».
40
Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,
41
tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran.
42
Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».
43
Jesús sana al hijo de un funcionario
Pasados los dos días, Jesús siguió camino a Galilea.
44
Él mismo había declarado que un profeta no recibe honra en su propio pueblo.
45
Sin embargo, los galileos lo recibieron bien, porque habían estado en Jerusalén durante la celebración de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo allí.