26 Entonces Jesús le dijo:
27 Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?».
28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:
29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será este el Mesías?».
30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.
31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús:
—Rabí,
come algo.
32 Jesús les respondió:
33 «¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?» —se preguntaban los discípulos unos a otros.
34 Entonces Jesús explicó:
35 Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos
para la cosecha.
36 A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!
37 Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto.
38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.
39 Muchos samaritanos creen
Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».
40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,
41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran.
42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».
43 Jesús sana al hijo de un funcionario
Pasados los dos días, Jesús siguió camino a Galilea.
44 Él mismo había declarado que un profeta no recibe honra en su propio pueblo.
45 Sin embargo, los galileos lo recibieron bien, porque habían estado en Jerusalén durante la celebración de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo allí.
46 En su paso por Galilea, Jesús llegó a Caná, donde había convertido el agua en vino. Cerca de allí, en Capernaúm, había un funcionario de gobierno que tenía un hijo muy enfermo.
47 Cuando supo que Jesús había ido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que se dirigiera a Capernaúm para sanar a su hijo, quien estaba al borde de la muerte.
48 Jesús le preguntó:
49 —Señor, por favor —suplicó el funcionario—, ven ahora mismo, antes de que mi hijito se muera.
50 Entonces Jesús le dijo:
Y el hombre creyó lo que Jesús le dijo y emprendió el regreso a su casa.
51 Mientras el funcionario iba en camino, algunos de sus sirvientes salieron a su encuentro con la noticia de que su hijo estaba vivo y sano.
52 Él les preguntó a qué hora el niño había comenzado a mejorar, y ellos le contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, ¡la fiebre de pronto se le fue!».
53 Entonces el padre se dio cuenta de que la sanidad había ocurrido en el mismo instante en que Jesús le había dicho:
Y tanto él como todos los de su casa creyeron en Jesús.
54 Esa fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús en Galilea al volver de Judea.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Juan 4:26 Jesús le dijo<***>: Yo soy, el que habla contigo.

English Standard Version ESV

John 4:26 Jesus said to her, "I who speak to you am he."

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Juan 4:26 Le dice Jesús: Yo Soy, que hablo contigo

King James Version KJV

John 4:26 Jesus saith unto her,I that speak unto thee am he.

New King James Version NKJV

John 4:26 Jesus said to her, "I who speak to you am He."

Nueva Versión Internacional NVI

Juan 4:26 —Ese soy yo, el que habla contigo —le dijo Jesús.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Juan 4:26 Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Juan 4:26 Le dice Jesús: Yo Soy, que hablo contigo.

Herramientas de Estudio para Juan 4:26-54