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Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
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Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
3
María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
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Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó:
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—¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres?
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Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella.
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—Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.
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A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
9
Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí, y fueron a ver no solo a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
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Entonces los jefes de los sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
11
pues por su causa muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.