8
Los discípulos le dijeron<***>: Rabí, hace poco que los judíos procuraban apedrearte, ¿y vas otra vez allá?
9
Jesús respondió: ¿No hay doce horas en el día? Si alguno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo.
10
Pero si alguno anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él.
11
Dijo esto, y después de esto añadió: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido; pero voy a despertarlo.
12
Los discípulos entonces le dijeron: Señor, si se ha dormido, se recuperará.
13
Pero Jesús había hablado de la muerte de Lázaro, mas ellos creyeron que hablaba literalmente del sueño.
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Entonces Jesús, por eso, les dijo claramente: Lázaro ha muerto;
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y por causa de vosotros me alegro de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a donde está él.
16
Tomás, llamado el Dídimo, dijo entonces a sus condiscípulos: Vamos nosotros también para morir con El.
17
Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días que estaba en el sepulcro.
18
Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros ;
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y muchos de los judíos habían venido a casa de Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano.
20
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, fue a su encuentro, pero María se quedó sentada en casa.
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Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
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Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
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Jesús le dijo<***>: Tu hermano resucitará.
24
Marta le contestó<***>: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final.
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Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá,
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y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
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Ella le dijo<***>: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene al mundo.
28
Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí, y te llama.
29
Tan pronto como ella lo oyó, se levantó<***> rápidamente y fue hacia El.
30
Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.
31
Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí.
32
Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
33
Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció,
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y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron<***>: Señor, ven y ve.
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Jesús lloró.
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Por eso los judíos decían: Mirad, cómo lo amaba.
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Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera?
38
Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido en su interior, fue<***> al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella.