22
—Entonces, ¿quién eres? Necesitamos alguna respuesta para los que nos enviaron. ¿Qué puedes decirnos de ti mismo?
23
Juan contestó con las palabras del profeta Isaías:
«Soy una voz que clama en el desierto:
“¡Abran camino para la llegada del Señor
!”»
.
24
Entonces los fariseos que habían sido enviados
25
le preguntaron:
—Si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, ¿con qué derecho bautizas?
26
Juan les dijo:
—Yo bautizo con
agua, pero aquí mismo, en medio de la multitud, hay alguien a quien ustedes no reconocen.
27
Aunque su servicio viene después del mío, yo ni siquiera soy digno de ser su esclavo, ni de desatar las correas de sus sandalias.
28
Ese encuentro ocurrió en Betania, una región situada al oriente del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
29
Jesús, el Cordero de Dios
Al día siguiente, Juan vio que Jesús se le acercaba y dijo: «¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
30
A él me refería cuando yo decía: “Después de mí, vendrá un hombre que es superior a mí porque existe desde mucho antes que yo”.
31
No lo reconocí como el Mesías, aunque estuve bautizando con agua para que él fuera revelado a Israel».
32
Entonces Juan dio testimonio: «Vi al Espíritu Santo descender del cielo como una paloma y reposar sobre él.
33
Yo no sabía que era el Mesías, pero cuando Dios me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel, sobre quien veas que el Espíritu desciende y reposa, es el que bautizará con el Espíritu Santo”.
34
Vi que eso sucedió con Jesús, por eso doy testimonio de que él es el Elegido de Dios
».
35
Los primeros discípulos
Al día siguiente, Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos.
36
Al pasar Jesús, Juan lo miró y declaró: «¡Miren! ¡Ahí está el Cordero de Dios!».
37
Cuando los dos discípulos de Juan lo oyeron, siguieron a Jesús.
38
Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían.
—les preguntó.
Ellos contestaron:
—Rabí —que significa “Maestro”—, ¿dónde te hospedas?
39
—les dijo.
Eran como las cuatro de la tarde cuando lo acompañaron al lugar donde se hospedaba, y se quedaron el resto del día con él.
40
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan dijo, siguieron a Jesús.
41
Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»
).
42
Luego Andrés llevó a Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo:
(que significa «Pedro»
).
43
Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo:
44
Felipe era de Betsaida, el pueblo natal de Andrés y Pedro.
45
Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
—¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés
y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
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—¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?
—Ven y compruébalo tú mismo —le respondió Felipe.
47
Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo:
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—¿Cómo es que me conoces? —le preguntó Natanael.
—contestó Jesús.
49
Entonces Natanael exclamó:
—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!
50
Jesús le preguntó:
51
Y agregó: