3
Cuando regresaron, le dijeron a Josué: «No es necesario que todos vayamos a Hai; bastará con dos mil o tres mil hombres para atacar la ciudad. Dado que ellos son tan pocos, no hagas que todo nuestro pueblo se canse teniendo que subir hasta allí».
4
Así que enviaron a unos tres mil guerreros, pero fueron completamente derrotados. Los hombres de Hai
5
persiguieron a los israelitas desde la puerta de la ciudad hasta las canteras
y mataron como a treinta y seis que iban en retirada por la ladera. Los israelitas quedaron paralizados de miedo ante esto, y su valentía se desvaneció.
6
Entonces Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas en señal de aflicción, se echaron polvo sobre la cabeza y se inclinaron rostro en tierra ante el arca del Señor
hasta que cayó la tarde.
7
Entonces Josué clamó:
—Oh Señor
Soberano, ¿por qué nos hiciste cruzar el río Jordán si vas a dejar que los amorreos nos maten? ¡Si tan solo nos hubiéramos conformado con quedarnos del otro lado!
8
Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel tuvo que huir de sus enemigos?
9
Pues cuando los cananeos y todos los demás pueblos de la región oigan lo que pasó, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la faz de la tierra. Y entonces, ¿qué pasará con la honra de tu gran nombre?
10
Pero el Señor
le dijo a Josué:
—¡Levántate! ¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra?
11
¡Israel ha pecado y ha roto mi pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí. Y no solo robaron sino que además mintieron y escondieron los objetos robados entre sus pertenencias.
12
Por esa razón, los israelitas huyen derrotados de sus enemigos. Ahora Israel mismo será apartado para destrucción. No seguiré más con ustedes a menos que destruyan esas cosas que guardaron y que estaban destinadas para ser destruidas.
13
»¡Levántate! Ordénale al pueblo que se purifique, a fin de prepararse para mañana. Pues esto dice el Señor
, Dios de Israel: “En medio de ti, oh Israel, están escondidas las cosas apartadas para el Señor
. Nunca derrotarás a tus enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti”.
14
»Mañana por la mañana, deberán presentarse por tribus, y el Señor
señalará a la tribu del culpable. Esa tribu, con sus clanes, deberá dar un paso al frente, y el Señor
señalará al clan culpable. Entonces ese clan dará un paso al frente, y el Señor
señalará a la familia culpable. Por último, cada miembro de la familia culpable deberá dar un paso al frente, uno por uno.
15
El que haya robado de lo que estaba destinado para ser destruido será quemado con fuego, junto con todo lo que tiene, porque ha roto el pacto del Señor
y ha hecho algo horrible en Israel.
16
El pecado de Acán
Temprano a la mañana siguiente, Josué presentó a las tribus de Israel delante del Señor
, y la tribu de Judá fue la señalada.
17
Entonces los clanes de Judá dieron un paso al frente, y el clan de Zera fue el señalado. Luego las familias de Zera dieron un paso al frente, y la familia de Zimri fue la señalada.
18
Por último, a cada miembro de la familia de Zimri se le hizo pasar al frente uno por uno, y Acán fue el señalado.
19
Entonces Josué le dijo a Acán:
—Hijo mío, da gloria al Señor
, Dios de Israel, y di la verdad. Confiesa y dime lo que has hecho. No me lo escondas.
20
Acán respondió:
—¡Es cierto! He pecado contra el Señor
, Dios de Israel.
21
Entre el botín, vi un hermoso manto de Babilonia,
doscientas monedas de plata
y una barra de oro que pesaba más de medio kilo.
Los deseaba tanto que los tomé. Está todo enterrado debajo de mi carpa; la plata la enterré aún más profundo que el resto de las cosas.
22
Así que Josué envió a algunos hombres para que investigaran. Ellos fueron corriendo a la carpa y encontraron allí escondidos los objetos robados, tal como Acán había dicho, con la plata enterrada debajo del resto.
23
Entonces tomaron las cosas de la carpa y se las llevaron a Josué y a los demás israelitas. Luego las pusieron sobre el suelo, en la presencia del Señor
.
24
Después, Josué y todos los israelitas tomaron a Acán junto con la plata, el manto y la barra de oro; también tomaron a sus hijos e hijas, su ganado, sus asnos, sus ovejas, sus cabras, su carpa y todo lo que él tenía y los llevaron al valle de Acor.
25
Luego Josué le dijo a Acán: «¿Por qué nos has traído esta desgracia? Ahora el Señor
te traerá desgracia a ti». Entonces todos los israelitas apedrearon a Acán y a su familia, y quemaron los cuerpos.
26
Apilaron un montón de piedras sobre Acán, las cuales siguen allí hasta el día de hoy. Por eso, desde entonces, al lugar se le llama valle de la Desgracia.
Así el Señor
dejó de estar enojado.