24
»La verdad es que construimos este altar porque tenemos miedo de que, en el futuro, sus descendientes les digan a los nuestros: “¿Qué derecho tienen ustedes de adorar al Señor
, Dios de Israel?
25
El Señor
ha puesto el río Jordán como una barrera entre nuestra gente y ustedes, gente de Rubén y de Gad. Ustedes no tienen derecho de afirmar que pertenecen al Señor
”. Así, los descendientes de ustedes podrían impedirles a los nuestros que adoraran al Señor
.
26
»Por eso decidimos construir el altar, no para presentar ofrendas quemadas o sacrificios,
27
sino como un monumento conmemorativo. Les recordará a nuestros descendientes y a los de ustedes que nosotros también tenemos el derecho de adorar al Señor
en su santuario con nuestros sacrificios, nuestras ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Entonces sus descendientes no podrán decirles a los nuestros: “Ustedes no tienen derecho de afirmar que pertenecen al Señor
”.
28
»Si ellos dicen eso, nuestros descendientes podrán responder: “Miren esta réplica del altar del Señor
que construyeron nuestros antepasados. No es para sacrificios ni ofrendas quemadas, es para recordarnos la relación que ambos tenemos con el Señor
”.
29
Lejos esté de nosotros rebelarnos contra el Señor
o apartarnos de él al construir nuestro propio altar para presentar sacrificios, ofrendas quemadas y ofrendas de grano. Únicamente el altar del Señor
nuestro Dios —que está delante del tabernáculo— puede usarse para ese propósito.
30
Cuando el sacerdote Finees y los líderes de la comunidad —cabezas de los clanes de Israel— oyeron eso de boca de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la media tribu de Manasés, quedaron conformes.
31
Finees, hijo del sacerdote Eleazar, les respondió:
—Hoy sabemos que el Señor
está entre nosotros, porque ustedes no han cometido esa traición contra el Señor
como nosotros habíamos pensado. En cambio, han rescatado a Israel de ser destruido por mano del Señor
.
32
Después Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los otros líderes dejaron a la tribu de Rubén y a la tribu de Gad en Galaad y regresaron a la tierra de Canaán para contarles a los israelitas lo que había sucedido.
33
Entonces todos los israelitas quedaron conformes y alabaron a Dios y no hablaron más de hacer guerra contra Rubén y Gad.
34
La gente de Rubén y de Gad le puso al altar el nombre de «Testigo»
, porque dijeron: «Es un testigo entre nosotros y ellos de que el Señor
es también nuestro Dios».