7
Al clan de Merari se le entregaron doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón.
8
Así que los israelitas obedecieron la orden que el Señor
le había dado a Moisés y les asignaron a los levitas esas ciudades con pastizales por medio de un sorteo sagrado.
9
Los israelitas les dieron las siguientes ciudades de las tribus de Judá y de Simeón
10
a los descendientes de Aarón —que eran miembros del clan coatita dentro de la tribu de Leví—, porque ellos fueron los primeros en salir sorteados.
11
Recibieron Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá, junto con los pastizales que la rodeaban. (Arba era un antepasado de Anac).
12
Pero los campos abiertos en las afueras de la ciudad y de las aldeas vecinas se le dieron como posesión a Caleb, hijo de Jefone.
13
Las siguientes ciudades con sus pastizales se les entregaron a los descendientes del sacerdote Aarón: Hebrón (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Libna,
14
Jatir, Estemoa,
15
Holón, Debir,
16
Aín, Juta y Bet-semes; nueve ciudades de parte de esas dos tribus.
17
De la tribu de Benjamín, se les dieron a los sacerdotes las siguientes ciudades junto con sus pastizales: Gabaón, Geba,
18
Anatot y Almón, cuatro ciudades.
19
Así que, a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, se les dieron un total de trece ciudades con sus pastizales.
20
Al resto del clan coatita de la tribu de Leví se le asignaron las siguientes ciudades con sus pastizales de la tribu de Efraín:
21
Siquem, en la zona montañosa de Efraín (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Gezer,
22
Kibsaim y Bet-horón, cuatro ciudades.
23
De la tribu de Dan, se les asignaron a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Elteque, Gibetón,
24
Ajalón y Gat-rimón, cuatro ciudades.
25
La media tribu de Manasés les entregó a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Taanac y Gat-rimón, dos ciudades.
26
Así que, al resto del clan coatita se le asignaron un total de diez ciudades con sus pastizales.
27
Los descendientes de Gersón, otro clan dentro la tribu de Leví, recibieron de parte de la media tribu de Manasés las siguientes ciudades con sus pastizales: Golán, en Basán (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente) y Beestera, dos ciudades.
28
De la tribu de Isacar, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Quisión, Daberat,
29
Jarmut y Enganim, cuatro ciudades.
30
De la tribu de Aser, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Miseal, Abdón,
31
Helcat y Rehob, cuatro ciudades.
32
De la tribu de Neftalí, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Cedes, en Galilea (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Hamot-dor y Cartán, tres ciudades.
33
Así que, al clan de Gersón se le asignaron un total de trece ciudades con sus pastizales.
34
Al resto de los levitas —al clan de Merari— se le dieron, de parte de la tribu de Zabulón, las siguientes ciudades con sus pastizales: Jocneam, Carta,
35
Dimna y Naalal, cuatro ciudades.
36
De la tribu de Rubén, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Beser, Jaza,
37
Cademot y Mefaat, cuatro ciudades.
38
De la tribu de Gad, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Ramot, en Galaad (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Mahanaim,
39
Hesbón y Jazer, cuatro ciudades.
40
Así que, al clan de Merari se le asignaron un total de doce ciudades.
41
En su totalidad, a los levitas se les entregaron cuarenta y ocho ciudades con pastizales dentro del territorio israelita.
42
Cada una de esas ciudades tenía pastizales a su alrededor.
43
Así que el Señor
le entregó a Israel toda la tierra que había jurado darles a sus antepasados, y los israelitas la tomaron para sí y se establecieron en ella.
44
Y el Señor
les dio descanso en todo el territorio, tal como se lo había prometido solemnemente a los antepasados de ellos. Ningún enemigo pudo hacerles frente, porque el Señor
los ayudó a conquistar a todos sus enemigos.
45
Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor
le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad.